Nuestro buen amigo, Eric Rios Ramìrez, hoy afincado en Ginebra, Suiza, ha tenido a bien proponernos un tema, para este post, allí va:
Era la tarde del 31 de mayo de 1970, exactamente a las 15 horas (3pm), que estaba muy calurosa, pues el estìo serrano tiene esta característica; nada hacía presagiar, lo que minutos después iba a suceder; los niños jugaban en las calles; las mamàs, ocupadas en sus quehaceres de la casa; algunos padres de familia, descansando en el domingo familiar; otros escuchando por radio "el Sol", las incidencias de la inaguraciòn del Mundial de Mèxico 70, con muchas expectativas, pues nuestra selección participaba, despúes de muchos años; caminaba por la esquina del Restaurant Montecarlo, de Don Fidenciano Ortiz; pues Nèstor y uno de sus hermanos menores, (Calolo), estaban jugando con una pelota de cuero, esas con pichina; asì que me arrimè a ellos y empezamos a pelotear y nos fuimos mas allà, a la esquina de Don Carmen Pozo, al frente de la Iglesia antigua, aquella de paredes anchas; simultáneamente mi tía Rosa, y el Padre Leòn conversaban y mi primo Manuel junto a ellos; estaban en la esquina de la avenida "Julio C Tello" al frente de la casa de Don Gerardo Barròn, que a la sazòn era la parroquia ; exactamente a las 15:23 minutos, sentimos un fuerte remezòn y la pelota adquiriò un bote extraño, los chicos Ortiz corrieron a su esquina y a mì se me ocurriò dar vueltas por el perìmetro de la Iglesia; lo recuerdo muy bien; di tres vueltas y el terremoto continuaba, en la segunda vi como se caìa, la pared sur de la antigua Iglesia y una señora que salìa del mercado se desmayò ante mi ojos; al finalizar la tercera vuelta, quedè atònito mirando hacìa Shallapa, pues una fuerte explosiòn y una amplia nuble de polvo cubrìa el cielo e inmensas rocas que se desprendían y caían raudas hacía la casa de Don David Rosemberg; la gente lloraba y gritaba desesperadamente, a estas alturas ya era una hecatombe, muchas señoras arrodilladas imploraban al divino, "calma tu ira Señor, calma tu ira", yo preocupado por mi Tia Rosa, que era muy nerviosa, fui a verla, felizmente se habían quedado inmòviles y arrodillados en la esquina...
Cuando ya todo pasò, fui a la casa de mi Mamà, que salìa muy presurosa, preguntándome, ¿dónde has estado, papachito?, felizmente no nos ha pasado nada, todos tus hermanos están bien, cuídalos, voy a ver a mi papà?, en ese momento nuestros vecinos, los Pozo, los García, los Aguero, salìan despavoridos, porque alguien había corrido la voz, al ver la gran nube de polvo que venìa de Shallapa, ¡aluviòn! ¡aluviòn!; todos huían, presos de pànico, hasta que saliò Don Tulio Pozo y con voz enèrgica dijo " ¡¡Cuando ha salido agua de Shallapa, estàn locos, vuelvan a sus casas, si hay aluviòn, tiene que venir por Wachecza, y por allì no hay nada!!!; efectivamente agua no hay en Shallapa, el estruendo y la inmensa nube de de polvo, habìa confundido a alguno pobladores, azuzados por la falsa alarma de los amigos de lo ajeno...
Después, mi madre fue a ver a mi abuelo, este acostumbraba siempre dar una vuelta por su chacra en Gaucho y allí, en su "quitzi"" pasò el terremoto; al frente el Castillo, muchos días después me contó que en el monumento no se había movido ni una sola piedra.....
A las 17 horas, la gente se enterò por la radio que el epicentro habìa sido en Chimbote, otros decìan que había desaparecido este puerto, después escuchamos que Huaraz también había desaparecido, entonces se armaron los primeros grupos para salir en busca de sus familiares, ya que muchos chavinos estudiaban en Huaraz, y tenìa que ser a pie o con acèmilas, pues las carreteras estaban muy dañadas, se hablaba de grandes derrumbes por todos lados; la gente lloraba desconsoladamente, pronunciando el nombre de sus hijos; a las 18 horas, salì con mi bicicleta a dar una vuelta por el pueblo, fui por la avenida y crucè por la calle de Don Emilio Loli, hasta el Jr 17 de Enero, a la altura de la casa de Don Edgardo Garcìa; si bien es cierto que los tejados de muchas casa se habìan venido abajo; casi no se cayeron las paredes de las casas; en verdad no hubo daños significativos; tampoco ninguna muerte que lamentar; creo que fue uno de los pocos pueblos en que no hubo daño considerable para una hecatombe de tal magnitud; dicen que los cimientos del pueblo son de rocas y que antiguamente fue una gran cantera, que los primigenios chavinos las utilizaron en sus construcciones; ello explicaría que no hubo daños significativos.
En la noche, no hubo energìa elèctrica, las continuas rèplicas, mas el frio intenso del estìo serrano y la tristeza de la gente, daban al ambiente un cuadro de dolor desgarrador, pues muchos ya sospechaban que habìan perdido familares; las emisoras como: Radio nacional, El Sol, propalaban mensajes que Yungay Hermosura habìa desaparecido; allì muriò un paisano Don Martin Barròn (hijo); mucha gente pasò en vela esa noche, otros armaron sus carpas en la avenida, por las rèplicas constantes; nosotros que teniamos la casa muy segura, no salimos a ningùn sitio, Mi mamà preocupada por su esposo, pues este habìa viajado a Huari con el camiòn; llegò felizmente sano y salvo a las 11 de la noche; nos contaba Don Florencio, que en Huari la cosa fue terrible, muchas casas se cayeron, se vinieron abajo las dos torres de la antigua catedral; preocupado por su familia dejo el camiòn en un lugar seguro y llegò caminando hasta Chavin; al pasar por San Marcos constatò que tambien muchas casas se habian desplomado, asi como su antigua torre, que estaba al iniciar la plaza de Armas; en ambas localidades hubieron muchos muertos.
Huaraz la bella, del amanecer espectacular, la que Raimondi llamò "presunciòn", se destruyò completamente; tuve la suerte de conocer el Huaraz antiguo, pues todas las vacaciones de enero a marzo, ibamos con mi madre; aquel de los cines de mi infancia, el lujoso cine Huaraz, el àmplio cine Radio, y el bello cine Tarapacà, estaban destruidos; allì aprendi a leer los periòdicos, el Expreso, Extra, el Comercio, El diario de Huaraz, queda en mi centro cerebral de los recuerdos, el olor a periòdico, recien llegado, como dirìa Hector Lavoe en la hermosa salsa "El periòdico de ayer"; la bella plaza de armas, adonde acudìa a alquilar las revistas de: Gene Autri, El Llanero solitario, Capulina, etc; la del Palace Fenix, donde saboreaba los ricos helados; todo ello desapareciò para siempre; sòlo en Huaraz murieron 50,000 personas; desapareciò la bella Yungay, alli murieron: 25,000 perssonas; en total esta hecatombe se llevò a 100,000 personas en el departamento de Ancash.
El primero de Junio, no hubo clases, y estas se supendieron 10 dias; mas tarde trajeron un muerto de las alturas de Nunupata, que habìa rodado en el momento del sismo, lo transportaron en una quirma, lo recuerdo claramente.
El 02 de Junio de 1970, a las 16 horas ( 4pm), reunidos en la esquina de la tienda de Don Leonidas Hidalgo, en la plaza de armas, escuchamos el vibrante partido de futbol, del mundial de Mèxico 70; Perù se impuso 3 a 2 a Bulgaria, con goles de Gallardo, Chumpitaz y el "nene" Teòfilo Cubillas; cada gol fue gritado con una alegrìa contenida y este triunfo de nuestra selecciòn fue un bàlsamo para toda esa gente sufrida que habìan perdido a sus familiares, en especial para los miles de niños, que con singular alegría festejamos el triunfo de nuestra escuadra, luego de vivir tan terribles momentos.
Dias después, llegó la ayuda, no fue mucha para Chavìn; algunas conservas, con unos frejoles que parecían balas y de muy mal olor; frazadas y carpas para los mas damnificados, poco a poco el pueblo fue recuperando la calma, tardaron meses en arreglar la carreteras, gradualmente las heridas fueron cicatrizándose, aunque en el corazón de aquellos que habían perdido a sus seres queridos, el dolor serìa eterno......
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