Buscar este blog

miércoles, 6 de enero de 2016

LA ESTELA RAYMONDI

La  Estela Raimondi, es otra de las esculturas representativas del arte lìtico chavino, es una obra maestra, esplèndida del escultor anònimo  de nuestra gran cultura;  es una losa de diorita,  que mide 198 cm de altura; 74 de ancho y 17 cm de espesor;  el Dr Lumbreras la describe asi: "El personaje representado en la Estela Raimondi corresponde, al igual que el del Lanzón, a una divinidad antropomorfa felinizada, de pie, vista de frente, con los brazos abiertos, sosteniendo, en cada mano, una especie de báculos. Las manos y los pies terminan en garras.



La cabeza es bastante grande, de forma rectangular. La boca, de labios gruesos, muestra cuatro colmillos curvados que salen por encima de los labios; los extremos de la boca están curvados hacia abajo, en forma opuesta a los de la divinidad representada en el Lanzón. La nariz es apenas perceptible y los ojos tienen pupilas hacia arriba. Los cabellos se convierten en serpientes. De un cinturón decorado surgen dos serpientes a cada lado, a diferencia del dios riente que solo tiene una serpiente en cada lado del cinturón. Encima de la cabeza hay una larga y complicada serie de dibujos, a manera de un tocado de radiaciones. Los báculos terminan, en su parte inferior, en cabezas de felino, mientras que la parte superior tiene cabezas de serpiente y un sistema de volutas, ojos, narices, colmillos y cabezas de serpientes, para conseguir efectos figurativos deseados en un conjunto armonioso que hace de la figura un complejo barroco de gran sensibilidad"

Rowe ha llamado a este personaje con el nombre de dios de los báculos y cree que pudo reemplazar al dios riente cuando se construyó un nuevo templo.

Del Blog de  Rafael Nunjar, tomo esta otra descripciòn: "Se trata de un rostro felínico de boca agnática en representación frontal, a cuyos lados aparecen cinco ojos de pupila excéntrica con apéndices rectangulares. Los ojos, la parte superior del ceño y las comisuras de los labios del rostro felínico, han sido plasmadas en las paredes del muro, mientras que el hocico aparece en las paredes y superficie de la banqueta.
Los ojos son rectangulares, con las esquinas inferiores redondeadas. Tienen pupila excéntrica y apéndices lacrimales a ambos lados. El ceño está representado por dos conjuntos simétricos de líneas onduladas abiertas y cerradas. Debajo de éstas, aparece una cadena de dientes, como una prolongación exagerada de la zona superior central del labio, en la que resaltan dos colmillos rectangulares. La nariz se presenta con líneas a ambos lados, a manera de arrugas.
En la parte frontal de la banqueta se aprecian los orificios nasales, así como el inicio de la serie de dientes que van a lo largo de la boca. Aparecen inicialmente dos colmillos curvilíneos, a cuyos lados aparecen trece dientes de esquinas inferiores redondeadas, que terminan en un colmillo en forma de “L”, enmarcado en una comisura rectangular de esquinas redondeadas.
Finalmente, en ambos extremos se aprecian las orejas, con el lóbulo en forma de espiral orientado hacia arriba. Luego de un espacio donde aparecen elementos correspondientes a la segunda unidad de representación, se aprecian dos filas de ojos de pupila excéntrica de forma cuadrangular que presentan el lado inferior formado por dos arcos cóncavos. Sobre este ojo existe una banda, a manera de párpado, que se superpone al ojo (salvo en la zona inferior) y presenta su borde superior también formado por dos arcos cóncavos. Por último, sobre cada uno de estos ojos aparecen dos apéndices rectangulares que terminan en un pequeño rectángulo en la parte superior de los muros de la plataforma principal"

Donde estuvo ubicado, no lo sabemos; pues Timoteo Espinoza (ver post "Descubrimiento de la Estela Raimondi"), lo encontrò en el "gotush", de piedras; se plantea que pudo haber ocupado, la porciòn central, de la piedra de los "siete morteros", que es una colosal roca volcànica, donde estàn representados 7 hoyos  (constelacion del Orion o Choquechinchay), en cuya porcion central tiene una abertura, que coincide con las dimensiones de la Estela.

Que representa esta enigmatica escultura, probablemente es  El Dios Huari, Dios terrorìfico y poderoso que por mucho siglos ejerciò un culto importante en esta regiòn de los Conchucos.

Actualmente esta hermosa expresiòn del arte chavino se encuentra en el Museo de Pueblo Libre, en un lugar totalmente inadecuado y solicitamos que regrese asi como el obelisco Tello a nuestra tierra, a nuestro gran Museo.

LA PLAZA CIRCULAR Y EL RITO DEL SAN PEDRO

La plaza circular hundida, o simplemente la plaza circular, es una de las expresiones cumbres de la arquitectura del arte Chavín; en ella se refleja la gran capacidad y el extraordinario dominio técnico, que tuvieron estos grandes ingenieros.


Inicialmente sus arquitectos diseñaron esta bella obra, para luego  sus ingenieros ejecutarlas, con gran conocimiento de la hidráulica; paralelamente los grandes artistas tallaron los bloques de piedra y ademas como toque final esculpieron en sus frisos diferentes imágenes, uno de ellos es el gran sacerdote, el Chaman, como decía Don Marino "el Hampicamayoc", o simplemente "El señor del San Pedro", que es el ícono más antiguo del médico de la América precolombina.
EL SEÑOR DEL SAN PEDRO

La plaza circular hundida, enlosada con piedras amarillas, es un espacio sagrado ubicado en el centro de una plataforma cuadrada y a 2,10 m de profundidad. Tiene 21 m de diámetro y está dividida en dos mitades, una occidental, pegada a la plataforma central, y otra oriental. El muro occidental estuvo cubierto por dos series continuas —una encima de otra— de lápidas grabadas, la de abajo, de unos 30 cm de alto por 60 cm de ancho, con imágenes muy realistas de felinos vistos de perfil, y la de arriba, de alrededor de 60 cm de lado, con personajes organizados en una suerte de procesión en la que aparecen unos trompeteros o tocadores de pututu —una caracola marina de sonido profundo—, un portador de una rama de cactus San Pedro y otros danzantes.

En las lápidas superiores, la procesión de los músicos y danzantes está grabada a ambos lados de la escalinata occidental de la plaza circular y sólo en este hemiciclo. Ahora sólo quedan 5 , pero debieron de haber 14 en cada lado. Ellos —también los felinos de la parte inferior del muro— se dirigen desde los dos lados hacia el centro, de modo que los que vienen del norte caminan hacia el sur y viceversa. Miran hacia la escalinata, aunque hay al menos uno —o dos— en cada lado que mira hacia el centro de la plaza, donde debió de estar clavado el Obelisco Tello. Es decir que, mientras que los demás están de perfil, estos últimos están de frente. Los músicos y danzantes iban muy bien ataviados, con coronas, mantos y adornos simbólicos que seguramente hablaban de sus dignidades.
MUSICOS ANCESTRALES CON PUTUTUS

Los felinos, en las lápidas inferiores, caminan todos, desde el norte y el sur, hacia la escalinata. Sus cabezas son básicamente iguales, pero sus cuerpos, por parejas, son diferentes. Están individualizados, de modo que cada uno debe de haber representado algo distinto. Es tentador pensar que representaban constelaciones o fuerzas cósmicas diferentes. Los felinos acompañaban desde abajo a los dignatarios, quienes ocupaban un lugar destacado en la procesión.

Todos —músicos y danzantes, y felinos— avanzan hacia el centro, siguiendo la misma dirección que la sombra del Obelisco por las mañanas a lo largo del año. En el solsticio de invierno (21-24 de junio), cuando va a empezar el año agrícola, la sombra apunta hacia el sudoeste y "camina" hacia el centro, donde se encontraría el Obelisco.

Esta plaza circular fue descubierta por el Dr Guillermo Lumbreras en 1972 y se constituyó en uno de los grandes descubrimientos del siglo XX en la arqueología peruana.

Claro está que la disposición de los diferentes personajes  perennizado en las lápidas representan un rito muy importante, un acto litúrgico de la religión Chavín, que dominó el pensamiento cultural por más de 800 años; al respecto aún quedan ancestrales costumbres que han sobrevivido en el tiempo, según nos cuenta el Dr Lumbreras, cuando observa los personajes de la plaza circular, no puede dejar de asociar a los peregrinos de Qoyllorit´i, que al sonido de los pututeros  acuden en largas filas a venerar la imagen de Cristo a las faldas del nevado de Ausangate.

 La procesión plasmada en las paredes de la plaza, era la representación de un suceso mítico que sirvió como modelo para los rituales que se conducían en Chavín de Huántar.” (Burger, 1994: 104).