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jueves, 20 de octubre de 2011

CHUNA: POGOGG Y "CHUNA PABLO" EL ERMITAÑO QUE HABLABA CON LOS APUS

Chuna, es otro caserìo muy antiguo de Chavìn de Huantar està ubicado en la parte nor-occidental;  se puede acceder por varias vias; una es caminando por el sendero de herradura, pasando por Chacpar; la màs larga; otro camino mas corto pero muy empinado, es por Shallapa,  por un  tramo muy escarpado,  casi perpendicular, en cuyo extremo mas alto, esta Pogogg;  luego se bordea un tramo llano, y en una pequeña planice esta Chuna; otra via de acceso es por Huecshà, que  tambien es una pendiente, casi un plano inclinado.  pero es màs largo; por cualquier via de acceso el paisaje es ùnico, especialmente el trecho de Shallapa-Pogogg,  es un sendero sinuoso, serpiginoso, que va ascendiendo a las alturas;  por donde vaya los caminos estàn rodeados por  hermosos y coloridos arbustos; bellas y bulliciosas aves; por acà abunda la "hueclla" y "geshgui",  este arbusto es muy particular; tiene hojas y flores muy bellas; segrega una savia  (guesquipa cogollum) que mezclada con azùcar es muy deliciosa: "gesguipa misquin"; ademàs es  buen combustible; asi tiene varios usos: para realizar fogatas en los cerros; en  los aniversarios de las instituciones; en especial de nuestra escuela y colegio; sus hojas y flores, son especiales para adornar las cruces; recuerdo la solemne procesiòn de las cruces, armoniosamente adornadas,  con estas bellas plantas tìpicas de nuestra regiòn.

LA HERMOSA HUECLLA


Una de los panoramas mas hermosos del todo el valle , se aprecia de estas cumbres;  como les contaba Pogogg es uno de los miradores mas espectaculares,  se aprecia en toda su magnitud el Centro Ceremonial y toda la cuenca del Mosna; al frente imponente nos observa el Apu "Wagac", al Sur este: el "Awachuanca", y al fondo el Mosna que lleva sus aguas plateadas al Marañòn; es la raiz de los "Uku mayus", del universo indìgena  de Josè Maria Arguedas;  màs allà al sur el imponente cerro "Bronce"...

Pogogg,  es como hemos mencionado uno de los picos màs altos que circundan Chavìn; es el mirador principal; en èpocas  remotas cuando el Centro ceremonial estaba en todo su apogeo y esplendor; fue habitado por lo guardianes, quienes con sus ojos avizores vigilaban todo el  valle;  como les comentaba antes (ver post Shallapa, Pogogg y nuestros recuerdos juveniles), existe una gran cantidad de restos òseos, que han sido cubiertas por inmensas moles de piedra  y tierra ; allì estàn las osamentas de ancianos, niños, jovenes y personas adultas; fue una masacre?, una hecatombe?.....

Chuna, es una comunidad,  cuyos habitantes no pasan de 150 familias, de clima agradable,  sus tierras son feraces para el cultivo de la papa, en todas sus variedades, especialmente la "iscu puru"; la oca, el olluco, la mashua, la quinua, etc;  en los pozos de agua se elabora el "togush", antibiòtico ancestral, por su alto contenido de penicilina, ademas de exquisito sabor: "el togush api"; claro que el olor es brutal.....

Los campesinos de Chuna son tambien expertos exponentes de la mùsica, han heredado el atàvico arte de tocar los pincullos y la tinyas; sus tonadas, interpretando huaynos, pasacalles son espectaculares; ellos bajaban con ocasiòn de las corridas de toros,  para armar las barreras  y configurar la singular plaza de toros;  aquella de nuestros aciagos recuerdos de infancia y juventud; estos mùsicos,  tambien acompañaban la procesiòn de las cruces y en las fiestas de  carnavales....

De estos lares fue el famoso "CHUNA PABLO",  indio ermitaño, muy  inteligente y orgulloso;  vivìa en las cuevas de las cumbres mas ariscas y escarpadas;  no tenìa familia, era una especie de monge andino;  subsistìa  naturalmente; cultivaba los terrenos màs empinados e inexplorados; allì sembraba las deliciosas papas, las ancestrales, casi silvestres; la tasca, la madre de las papas; era experto en el arte de adivinar el destino de los hombres, leyendo la coca (la mesada y el gatipa); ademàs gran curandero, pues dominaba el ancestral arte de la "pasada de cuy" el "shocpy", predecesor remoto de la ecografìa; mètodo ancestral de nuestras comunidades; para el diagnòstico de las enfermedades;  como muy bien lo describe el Doctor Ciro Maguiña  Vargas (ver libro: Ser Mèdico en el Perù),  que aun la ciencia occidental;  no  explica...., ademàs este ermitaño, habìa aprendido a conversar con los Apus; su ùnico amigo en el pueblo fue mi abuelo; y venìa a verlo muy eventualmente; era su "huaugui" (hermano), Lorenzo";  le contò,  que una noche de luna llena, mientras descansaba en su cueva;  escuchò el diàlogo de los Apus que rodean Chavìn, los guardianes eternos del Gran Lanzòn; el  Wagac, Awachuanca, Shallapa y Huantzàn; cuyo corolario final fue la frase perpètua: ¡¡¡¡¡ "HUAREMI SHAMUSHA"!!!!, (vendrè mañana);   y asì fue;  el 17 de enero de 1945,   un gran aluviòn destruyò el pueblo de Chavìn de Huantar; mientras que el monumento, fue cubierto con un gran manto de tierra negra, preservàndolo...

Lo que comentamos para Chichucancha, se aplica para todas la comunidades; hoy estos herederos del orgulloso y sabio  "CHUNA PABLO", han sido dominados por el alcoholismo y las erradas polìticas sociales anulan su capacidad creadora, y por ende su desarrollo;  rebajàndolos a la condiciòn de  hambrientos y mendigos; como dirìa el gran vate de Santiago de Chuco: Cèsar Vallejo: ¡¡¡¡HAY , HERMANOS,  MUCHISIMO QUE HACER!!!!

LA GLORIOSA Y DEGENERADA VIDA DE ARTHUR RIMBAUD

Andres Hax de la revista de cultura Ñ, del Clarìn, Argentina, ha escrito este interesante artìculo, de un gran poeta: Arthur Rimbaud,  a propòsito de un libro del Norteamericano Bruce Duffy; de manera que para refrescarnos y acercarnos a la literatura mundial, les paso esta interesante entrevista:

En "La desgracia fue mi dios", la novela del escritor estadounidense Bruce Duffy, conocemos íntimamente al mítico poeta Arthur Rimbaud. En esta entrevista cuenta cómo realizó su retrato novelístico del poeta maldito.

RIMBAUD. La vida del poeta esta llena de traciónes, escándalos, glorias, viajes y desastres.
RIMBAUD. La vida del poeta esta llena de traiciónes, escándalos, glorias, viajes y desastres.

Es un juego de salón preguntarse en qué preciso momento comenzó el modernismo, pero una buena apuesta sería en mayo de 1871 cuando Arthur Rimbaud, con 17 años, le escribió a su profesor Georges Izambard: “je est un autre” (yo es un otro). En esa misma carta Rimbaud también declaró, proféticamente: “Quiero ser poeta y me estoy esforzando en hacerme Vidente...  Consiste en alcanzar lo desconocido por el desarreglo de todos los sentidos... Y yo me he dado cuenta de que soy poeta. No es en modo alguno culpa mía”.  Lo que pasó después es una de las historias más cautivantes de las letras mundiales, por lo que el joven poeta escribió y también por cómo vivió su vida.

El escritor estadounidense Bruce Duffy (1951) acaba de publicar una magistral novela sobre esta vida titulada Disaster was my god (La desgracia fue mi dios) El título viene de una linea del poema en prosa de Rimbaud, Una temporada en el infierno. A muy grandes rasgos, la vida del poeta maldito Rimbaud (1854-1891) tiene dos fases: una sístole y una diástole. La primera, entre los 16 y los 21 años durante los cuales escribió poemas como nunca se habían visto antes sobre la faz de la Tierra para después, súbitamente, renunciar a la literatura para siempre; y la segunda, en la que pasó aproximadamente los diez últimos años de su vida en el pueblo beduino de Harar, Abisinia  —hoy Etiopía— como comerciante de mercancías varias (incluyendo armas y, algunos dicen, esclavos).
Hablamos con Duffy por teléfono para indagar cómo llegó a escribir La desgracia fue mi dios. Entre otras cosas, viajó a Harar siguiendo las pistas de su libro, que le llevó unos siete años para terminar.  "Es un lugar donde combatientes tribales castran a sus víctimas y casi todos los adolescentes llevan una arma automática”, contó. En un momento en Harar, Duffy pensó: “¿Por qué no me matan?”
E inmediatamente después se dio cuenta:“Rimbaud vivió así por diez años”.

Duffy es un extraordinario (y poco conocido) escritor, pero no es porque sea un autor de obras menores. Su primera novela, El mundo tal como lo encontré (1987) —una vida ficcional del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein— fue nombrado por Joyce Carol Oates como “una de las más ambiciosas primeras novelas escritas” y una de las “cinco más grandes novelas de no ficción”. Hay una novela más, autobiográfica, que publicó en 1997 titulada Last Comes the Egg (Ultimo viene el huevo) basado en su adolescencia en las afueras de Washington DC.

Hablando con Duffy por teléfono nos enteramos que ha escrito muchas novelas más, pero que no se han llegado a editar, porque por algún motivo u otro no funcionaron. Esta misma novela que se acaba de editar casi fue abandonada: “Con este libro me llevó cinco años averiguar qué diablos estaba haciendo— y casi lo abandoné dos veces… Pero finalmente me di cuenta qué quería: quería tener una increíble compresión, quería tener una increíble velocidad… Es un libro de un hombre joven, entonces quería que se sintiera como se sentía estar vivo —por lo menos para mí— cuando era un hombre joven: cuando te pasaban cosas antes de que pudieras comprender lo que te estaba pasando. Cuando la vida está volando delante de ti y es casi como si estuvieras desbordándote por una colina”.
Con Rimbaud todo es un misterio. ¿Cómo pudo escribir esos versos místicos, como de otro mundo, aun siendo un adolescente? ¿Por qué renunció a la escritura y su misma obra, hasta tenerle desprecio? ¿Qué buscaba en Harar? ¿Es verdad que fue traficante de armas y de esclavos? Ni hablar de su escandaloso y violento romance con el poeta Paul Verlaine (quien dejó su esposa y su vida burguesa para vivir como un vagabundo con el niño prodigio, sólo para terminar pegándole un tiro en el brazo y cayendo en la cárcel por dos años…)

La novela de Duffy contesta todas estas preguntas, pero no académicamente como un biógrafo, sino usando el arte de la ficción. La desgracia fue mi dios incluye toda la mitología de Rimbaud aunque como aclara Duffy en el prologo: “En una vida tan enigmática y contradictoria como la de Rimbaud, por más que consideraba los hechos, y los hechos que faltaban —y cuanto más estudiaba sus iluminados poemas y escrituras— me pareció cada vez más necesario doblar su vida para verla, muy parecido a la manera que un prisma dobla la luz para soltar sus colores escondidos”.
A pesar de la superabundancia de dispositivos tecnológicos que nos llenan la conciencia con la presencia de los otros en todo momento, el artefacto más efectivo para entrar en la mente de un ajeno —de acercarse a la posibilidad de conocer cómo es ser otra persona— sigue siendo la novela. Es por eso que el lector es uno de los seres más benditos sobre la Tierra: en solo una vida vive múltiples existencias. Los lectores son un otro. El que lee La desgracia fue mi dios, podrá ser —por unos momentos aunque sea— el otro que fue Rimbaud.