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viernes, 28 de octubre de 2011

EL DIA DE LOS DIFUNTOS, EL TATZIQUI Y OTRAS HISTORIAS MAS...

La Celebraciòn del dìa de los difuntos,  el dos de noviembre,  en el mundo se remonta al año 998 de nuestra era, donde se instituye por orden del Abad San Odilòn en todos los monasterios, bajo la tutela de la Abadìa de Cluny, (Francia) fijàndose como fecha de celebraciòn el dìa posterior al de todos los santos.

Esta celebración se extendió a todas partes, primero entre los benedictinos y cartujos, etc; recién en el año 1914 el Papa Benedicto XV autoriza a los sacerdotes celebrar tres días de misa por los difuntos, costumbre que se extendió especialmente en España, Portugal y América Latina.

En el Perù, antiguo,  segùn el cronista indio Don Guaman Poma de Ayala:

"Aya quiere decir difunto, es la fiesta de los difuntos (AYAR MACAY QUILLA, “MES DE LOS DIFUNTOS” EN EL ANTIGUO PERU), en este mes sacan los difuntos de sus bóvedas que llaman pucullo, y le dan de comer y beber, y le visten de sus vestidos ricos, y le ponen plumas en la cabeza, y cantan y danzan con ellos, y le ponen unas andas y andan con ellas en casa en casa y por las calles y por la plaza, y después tornan a meterlos en sus pucullos dándole sus comidas y vajilla, al principal de plata y de oro, y al pobre de barro; y le dan sus carneros y ropa y los entierran con ellas y gastan en esta fiesta muy mucho.”


¿Còmo es el dia de los difuntos en Chavìn?, les contarè, que empieza la noche del primero de Noviembre, con el "TATZIQUI", esta es una ancestral costumbre, que tiene por objetivo recordar y honrar a los difuntos, para ello las familias, preparan una gran  cena, con los potajes que màs le agradaban a los finados del clan; en cada  hogar, se elaboraban los ricos "jaca picantes", (picante de cuy);  los deliciosos jamones- herencia española muy arraigada en Conchucos Sur-; o tal vez un buen "llunca Caldu", (caldo de gallina con trigo); en algunos casos un rico "puchero", (sancochado serrano);  o un "jara api"; (mazamorra de maiz), el infaltable "togush api" (mazamorra de papas fermentadas), cuyo "olor" atrae a los "muertos"....  todo ello acicalado con diferentes  y delicosos tipos de panes; especialmente  las ricas "wawas" "palomas" y "guanacos" y el infaltable  "pan de mesa grande", que es un voluminoso pan,  adornado con pequeñas wawas en su periferie;  por su puesto un càntaro de chicha y en muchos casos una cervecita y generalmente una botella de buen vino;  segùn los gustos del difunto..

A la 8 de la Noche, las mamàs,  preparaban una gran mesa,  cubierto con un  mantel blanco, de finos bordados;  servian los deliciosos platos, todo armonizado, como para una gran cena familiar; al medio de la mesa, el "pan grande" con un candelabro y una vela;  en algunos casos unas fotos de los muertos y  en un jarròn, la infaltable "agua bendita"  con una flor,  para bendecir el regreso de los muertos...

Nosotros con mamà, mi abuelo y mis tias, ìbamos a rezar por los difuntos, en especial por nuestra querida y recordada mamà Emilia;  esperando que  vengan del màs allà, atraidos por el aroma de sus  platillos favoritos y compartir  este momento  tan solemne con la familia; otros jòvenzuelos, aprovechaban  las suculentas mesas de los "Tatziqui", y en componenda con algun zamarro de la familia;  irrumpìan  muy sigilosamente, a las viviendas;   a altas horas de la noche, aprovechando el sueño profundo de los dueños de casa, y devoraban los ricos platillos; era muy conocido entre los jòvenes de mi època, las casas donde se preparaban estos deliciosos manjares; por ejemplo la de  Doña "Chumica" Colcas, quien vivìa en "jana barriu".....
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El Dia de los difuntos, muy temprano, junto con mi abuelo, acudiamos al cementerio, que como saben està ubicado al final de la Avenida "Julio C Tello", aquel lugar, generalmente silencioso de pronto se convertìa en un mercado bullicioso, toldos por aqui, por allà, y acullà;  puestos de comida y cerveza, el clàsico "asado de chancho", "las champas", "las Wawas", pequeñas, medianas y  grandes;  asì como  puestos de venta de flores, coronas, etc; en verdad todo ese sector se convertia en una "paradita"; ya en el panteòn nos dirigiamos a la tumba de mi abuela Emilia Amado, donde rezabamos solemnemente; esta era una tumba muy bella, las flores crecian casi naturalmente, asi como el frondoso ajenjo, un eficaz remedio para los "còlicos" de mi infancia.

En el cementerio, muchas familias formaban grupos delante de sus seres queridos, algunos incluso llevaban pincullos y tinyas; otros guitarras y entonaban canciones en  "temple Sanchez Cerro"; resuenan en mis oidos, los rezos, salmos, requiems y aleluyas; entonados muy peculiarmente  por los  "cantores", estos era de las comunidades, que en su juventud habìan sido catequistas o pseudo catequistas, o algunos "borrachos" arrepentidos; bajaban para la ocasiòn, a ganarse unos centavos;  algunos incluso  soltaban algunas palabrillas en latìn, para impresionar al cliente y obviamente desembolsar unos soles mas: "Niño hasta en latin te he cantado, seràn 20 soles nomas"...."; en verdad nunca entendì la letra de estos desabridos y melancòlicos cànticos; creo que los mas asimilables y serios eran los entonados por  "Juandicho" de Machcas Alto ,- el buen Juan Rimac-, ayudante del recordado Padre Leòn;  con su "requien cantim pace" marcaba la diferencia; nos cuentan que los hijos de "juandicho", mantienen esta costumbre antigua. Sin embargo todos los cantores eran muy solicitados y ese dia hacìan su agosto ; asi pasaba las horas e ibamos buscando  las tumbas de  nuestros difuntos "perdidos", pues hacìa muchìsimos años que habìan fallecido; y las cruces se habìan deteriorado,  borrado los nombres; otros que no las  tenìan completas o simplemente no habìa nada;  las ubicabamos, por referencias de los "muertos vecinos"; asi mi abuelo iba hallàndo en el àmplio cementerio: mi tio fulano; "allau pepara cantarachimusha", (pobrecito, harè cantar para èl);  la otra tia mengano: y el clàsico "pepara...", (pobrecito...)  y asì hasta  llegar al sepulcro de una antigua "querida",donde muy sutilmente evadìa mis preguntas; al final del periplo, llegabamos al cenotafio de su primera esposa: doña Lucìa Galvez; allì el  "requien" era mas prolongado...

Despuès, en la gran cruz, al centro del cementerio,  escuchàbamos  la misa comunitaria para todos los difuntos;  elevando nuestras oraciones para los familiares, que alguna vez habitaron este antiguo valle del Mosna...



Mi agradecimiento a Doña Vilma Rodriguez de la Rosa, por sus interesantes y valiosos aportes para la redaccion de este post.